El Chico Dhall ©

Chapter 12: XI



Chapter 12: XI

Capítulo once

—¿Nunca te han dicho que no se le pega ni se le empuja a una mujer ni siquiera con el pétalo de una

rosa? ¿O acaso tengo que enseñarte a respetar? —el crush de mi amiga voltea a vernos —¿este hizo

algo más? —cuestiona con un tono serio, pero al mismo tiempo como ¿preocupado?

Quero intenta responderle y noto como su cuerpo tiembla de nerviosismo y felicidad, la agarro de los

hombros por si pasa un accidente y observo a Neftali quien mira asustado el piso.

Lo siento, pero de esta no te salvas. novelbin

Abro mi boca, pero él habla primero que yo —No me toques —el chico en los brazos de Yannick habla

con un tono amenazador —¡sueltame ya! —intenta huir, pero Kayla llega y posiciona uno de sus dedos

en la frente de él.

—Uy, hasta amenazas a uno de los más grandes —hace que este caiga al suelo de rodillas agarrando

su cabeza —me parece que necesitas una buena lección por parte de tu entrenadora Paola y si no

desapareces en tres segundos de mi vista juro que yo personalmente te entrenaré y sufrirás como no

tienes idea —se agacha y de la nada sus ojos se tornan prácticamente blancos —porque aquí entre

nos —susurra —si eso te parece suficiente no quiero ni imaginar lo que puedo hacer cuando seas mi

oponente —se levanta —desaparece —habla en un tono serio haciendo erizar mi piel.

Que miedo.

—Nunca lo había visto tan asustado en mi vida —pienso y muerdo mi labio inferior al darme cuenta

que lo he dicho en voz alta.

—Normal que este así, —Kayla camina hasta llegar a mí —le mostré unas costas un tanto

desagradables en su mente, pero en fin —observa a Quero y junta sus cejas —¿qué le pasa?

Doy una sonrisa de boca cerrada —Cuando Quero tiene emociones fuertes tiende a quedarse estática

en su lugar, pero pronto se le pasará —de reojo miró al chico si decir ni una sola palabra —¿Eh?

¿Puedo saber que hacen aquí?

La rubia se cruza de brazos y sus ojos se posan en él —Sí... ¿Qué hacemos aquí, Yannick Dhall?

Se viene un peliculón, se viene, lo siento en lo más profundo de mí.

Sus músculos se tensan bajo esa camisa blanca que tiene y carraspea —Eh... —sus ojos verdes

revolotean por todos lados buscando una excusa clara —necesito los documentos que el nuevo socio

de la empresa le envió a ella —se cruza de brazos —ayer por la noche le dije que me los enviara, pero

solo vio el mensaje y no me respondió.

Junto mis cejas. ¿Cómo que Quero no le respondió a su amado de toda la vida? Es cuando mucho

más rápido mandaría los mensajes.

La sacudo para que salga de su trance y al reaccionar me toma a la fuerza y empieza a correr pasillo

adentro —¡CORRE JEXI! ¡CORRE! —grita mientras me jala.

Suelto una carcajada y me suelto de su agarre—Tranquila, Quero. Todo ya está solucionado —ella

detiene su andar y se gira, sus ojos van a Kayla con timidez y al ver a Yannick lentamente baja su

cabeza con sus mejillas prendidas en un rojo fuego, rápido llega hasta donde estoy y posa uno de sus

brazos al rededor de mi cuello —¿Qué pasa?

—Agárrame, no me siento bien —mastica —¡que pena! —susurra aún viendo el piso.

Yo soy ella y me tiro de un puente.*

Niego sonriente —Quero, dice tu jefe que dónde están los documentos que te pidió anoche.

Ella me suelta al mismo tiempo que me observa confusa, voltea a ver los ojos verdes de él y junta sus

cejas —Yo se los mande, señor Dhall — muerde sus labios y saca el móvil de la parte trasera de su

pantalón, busca los mensajes y al encontrar el suyo le enseña que efectivamente le ha mandado los

documentos —ve que si se los mande, usted hasta me respondió con un “okey” —hace comillas con

sus dedos.

Veo curiosa el espectáculo al igual que Kayla y ambas retrocedemos dándoles espacio para sus

conversaciones personales no tan personales.

Ustedes me entienden.

Él saca su móvil y se lo enseña a ella —Yo no veo nada aquí, Quero, solo una foto mía con un

corazón.

Ojo la Quero, ojo mi amiga que no pierde tiempo mandándole corazones.

Quero, ¿me estás ocultando algo que sepa?

—Ese corazón se me fue de más cuando le estaba mandando las fotos de su sesión, ya se lo explique

—nos ve de reojo — además, ¿Entonces a quién le mande el documento si no fue a usted?

Veo curiosa el espectáculo al igual que Kayla y ambas retrocedemos dándoles espacio —¿estás

pensando lo mismo que yo? —habla mi acompañante —aquí hay gato encerrado.

—No lo sé, pero esto está más que interesante, parece una de mis novelas turcas —susurro y le hago

un gesto para que guarde silencio.

—Déjame ver ese teléfono —Yannick intenta quitarle el móvil a mi amiga y esta lo esconde detrás de

ella.

—Lo que tenga o no tenga en mi celular no debe ser de su importancia, señor Dhall —sonríe.

Trago grueso aguantandome la risa. Yo se porque no se lo quiere dar.

¡Ay Quero! Donde te has metido...

De la nada mi nueva serie al vivo y directo se ve interrumpida por un espléndido olor a vainilla.

No, ahora no.

Nuestro mate está cerca, repito, nuestro mate está cerca, soldado.*

FALLY, OCULTA NUESTRO OLOR ANTES DE QUE PUEDA PASAR UNA DESGRACIA.

Relaja la raja, cara maní sin sal.*

—¿Por qué... —Kayla se voltea hacia mí —ya no huelo nada al rededor tuyo? —me mira fijamente con

sus brazos cruzados —¿Por qué ocultas tu olor?

No, cuando no es Chana es Juana.

—No me preguntes eso, por favor —juego con mis manos temblorosas y siento mi corazón latir

rápidamente, abro y cierro mis boca para contestarle, pero las palabras se quedan atoradas en mi

garganta.

—Hey —me encojo en mi lugar al escuchar su voz, trago grueso y doy una larga respiración —¿no

han visto pasar a alguien por aquí? —mis ojos se cristalizan viendo el color miel de los suyos y sin

más ella rompe en risa.

—Nunca me había entretenido tanto en mi vida —agarra su estómago con fuerza y palmea mi hombro

para sostenerse —he descubierto cosas muy interesantes en menos de una hora.

Ambos hermanos se miran entre sí y la ven con cara de pocos amigos —No es de esperar de una

come-libros —ataca Elián —¿al menos me dirás si has visto a alguien pasar?

Ella niega —Que va, si por aquí no ha pasado ni la mosca —limpia una lagrimilla que se desliza por su

mejilla —¿cierto Jexi?

Ya está, ya me descubrió.


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